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Del oral al escrito

El lenguaje no es una expresión directa de la experiencia, compartir está en la base de cualquier signo y del lenguaje.
El Lenguaje llega con la Revolución Urbana, cuando grupos de Seres Humanos dejan la vida nómada para dedicarse a la Agricultura, apareciendo también la división del trabajo.


La notación escrita empieza a usarse cuando la práctica humana se complica y no puede descansar sólo en la memoria, por ejemplo con el comercio; luego la escritura se extiende a otros ámbitos como la historia (mítica), el derecho y la filosofía.


La especie, mediante la Escritura y la construcción de herramientas, se va afirmando progresivamente y define su naturaleza.
En la vida cada vez más compleja de la ciudades se hace necesaria la Escritura: la oralidad permite una atención concreta, mientras que la Escritura hace que la comunicación esté más homogeneizada.
Posiblemente la palabra se acompañaba de notación, dibujo y rituales, siendo múltiple la primitiva expresión humana.


Memoria cultural
Primeramente la memoria humana fue genética, como en los demás animales; después se transmitían las experiencias que habían sido eficientes.
En un primer estadio la experiencia humana fue circular y cerrada; más tarde se hizo abierta y lineal.
Con el lenguaje esta dinámica se rompió y el marco expresivo se hace lineal, llegando a generalizar cada vez más y desarrollándose la idea de progresión.
En el lenguaje es posible, cada vez que se relata una cosa, ir actualizando experiencias, adaptándolas a las nuevas circunstancias.
Así, el paso del Homo Faber (que usa herramientas) al Sapiens (que piensa) se produce al llegarse a un marco lineal en el que las actividades ya no son homogéneas, no habiendo ya una relación directa entre esfuerzo (por ejemplo: unas piernas largas hacen posible una buena carrera, con lo que la caza es más fácil) y resultado.


En el nuevo estadio ya no importa tanto la experiencia para la carrera como la anticipación de la estructura de tareas futuras en orden a minimizar un esfuerzo e incrementar el rendimiento.


El lenguaje oral siempre se refiere al presente, actualizándolo; se asocia con marcos existenciales cerrados (circulares) y vida práctica.


La cultura de la Escritura se produce en un marco social más complejo. La Escritura es un instrumento multirrelacional que permite vínculos entre diferentes palabras, frases, ideas y lenguajes.
La experiencia adquirida en registros visuales (dibujos, grabados…) se expresa diferentemente por escrito; la naturaleza precisa de los pictogramas impide la generalización; en cambio, la Escritura permite establecer convenciones codificadas: el pensamiento abstracto no es posible sin la representación abstracta y las convenciones que comporta.

Todo lenguaje quiere superar el hecho concreto.Antes de la Escritura, el lenguaje quedaba marcado por la voz que lo usaba; con la Escritura el lenguaje queda objetivado y liberado del sujeto concreto.


El proceso hacia el lenguaje escrito es paralelo a la evolución desde un sistema de satisfacción de necesidades inmediatas (relación circular) a otro que tiene más demandas (lineal) y es de naturaleza derivada.
La diferencia entre necesidades referidas a supervivencia y otras que no lo son sino de situación social (poder, miedo, placer, ego) se representa mediante el lenguaje que es parte del proceso de continua maduración del Ser Humano.


La alienación de lo inmediato
La alienación es un proceso por el que algo que es nuestro (miembro, trabajo, ideas) se revela como extraño.
La conciencia de los signos es conciencia entre lo que somos y como expresamos nuestra identidad:
a) tratando con representaciones de cosas se hace difícil compartir con otros experiencias referentes al objeto;
b) la interpretación lleva a nuevas experiencias y asociaciones.
La imagen era próxima al objeto, siendo confusa al referirse a las acciones. La Escritura es remota de los objetos pero las acciones pueden describirse mejor puesto que la diferenciación del tiempo es más fácil. Con la palabra, los acontecimientos se convierten en el objeto de un registro.
La Escritura permite un incremento de productividad: el grupo ya no hace una tarea para sobrevivir sino que lleva una vida dedicada al trabajo.
La Escritura (más que sonidos, imágenes y colores) extraña a los Seres Humanos de sí mismos y del entorno; sentimientos y actitudes se convierten en signos y son expresados, como también los pensamientos, para ser compartidos.
La etapa oral es la paleolítica, en el Neolítico llega la Escritura y la división del trabajo; la Palabra permite la diferenciación de la praxis humana, la Escritura requiere la división entre trabajo físico y mental: escribir requiere destrezas (Gramática) muy distintas de las necesarias para procesar materia (cosechas, curtido de pieles…); la situación social de los escribas hace ver que eran funciones muy distintas.


Las Genealogías
Las Genealogías son secuencias humanas de dimensiones sociales; en un primer momento se expresan con imágenes (el árbol familiar); después se escriben porque es posible una expresión más formalizada, uniforme y constante, gracias a la estructura de la Escritura; así se empiezan a articular ideas y se llega a formar un cuerpo de teorías que tiene raíces y ramas, representando diferentes estadios, hipótesis y variantes. La Escritura facilita el acceso a este conocimiento a través de códigos uniformes.


La palabra escrita tiene un grado de expresión diferente de la hablada y no llega al alma; cuando alguien habla lo que dice toma vida propia; en cambio, lo escrito no tiene en cuenta las diferencias personales y no puede adaptarse a circunstancias diferentes.


La memoria de una sociedad de Escritura pierde su relación con la experiencia directa: la palabra escrita se conecta con otras palabras pero no con hechos; así es como las cosas desaparecen del cuerpo de la Historia y se convierten en una colección de escritos: el aquí y ahora se esfuman y sólo queda la conciencia de una secuencia, desapareciendo el sentido global de una experiencia.


En la Escritura, la experiencia humana se convierte en una cosa, haciéndose indirecta, a diferencia de la palabra hablada que es directa.

Del oral al escrito, hoy

¿Porqué tiene un sentido diferente una web sobre neurocirugía para mí que para un médico?

La comprensión del lenguaje no depende sólo del vocabulario y la Gramática sino de la compartición de experiencias: ésta es la base del lenguaje; cuando nos comunicamos y el Otro nos entiende convenimos que yo sé lo que tú sabes; pero ocurre que, al complicarse la experiencia, esta comprensión se hace más difícil y sólo es posible entre especialistas; así el lenguaje se hace cada vez más diversificado y pierde globalización.


Cuando dos cazadores salían a cazar compartían un mismo marco de actividad, cada uno sabía lo que sabía el otro y estaban coordinados: la experiencia del uno confirmaba la del otro, haciéndoles avanzar en la actividad; ambos estaban allí, se veían, y compartían su experiencia.
El visualizador de Internet (Netscape, Explorer) es una interfície gráfica que permite compartir infinitas experiencias de información; su uso libera al visitante de una web de ponerse en contacto directo con el Otro (el Autor), facilitando la comunidad virtual. De forma parecida otras prácticas actuales (como el cajero automático, el tele-entradas…) asumen un esquema de actuación similar.
Así pues: comprender el lenguaje implica comprender a todos aquellos con los que compartimos una experiencia, confirmando la pertenencia a una comunidad que nos aporta nuevas vivencias.
La confirmación significa comprensión que puede expresarse diversamente: un gesto o un código en una transacción electrónica, perdiendo la Escritura cada vez más utilidad.

Diálogo
El diálogo, que es la célula básica de comunicación, es más que dos personas intercambiando frases; existen claves en el lenguaje, por ejemplo, la interrogación; por otra parte, cada persona habla de una forma distinta, si es un niño, una mujer o un sacerdote, si se habla de sexo, de política o de ventas, etc.
En la Escritura las claves se expresan de modo que permitan un uso general y no concreto, pero elementos de oralidad se conservan en el lenguaje, así, por ejemplo, hablamos de un 4 X 4 para referirnos a un automóvil todo terreno; pero hay una nueva oralidad en la que el elemento dominante es visual, convertido en icono; por ejemplo expresamos la palabra quiero con un corazón, o una madeja de lana significa que una prenda es de pura lana, o un barreño con un número indica la temperatura para lavarla.
La Escritura permite expresar dimensiones de tiempo y espacio que no pueden percibirse oralmente lo que permite nuevas experiencias de esas realidades.
Esas nuevas dimensiones de la realidad van más allá del tiempo y del espacio y también pueden servir para explorar la relación entre consciente, inconsciente y lenguaje.
En nuestra realidad virtual la experiencia del tiempo y del espacio es un ejemplo de la gran libertad que puede obtenerse a partir del lenguaje.


La asunción es un componente del sistema de signos, distinta en la Palabra de la Escritura: indica que una expresión ha sido reconocida; es posible hacerlo mediante movimientos de la cabeza o manos u otros elementos de carácter para-lingüístico; también hay asunciones que se comparten en todo un grupo, por ejemplo el sentido del ritmo en los Negros o la capacidad globalizadora en los Chinos.


En la relación interactiva y electrónica, por ejemplo de las transacciones bancarias, la estructura del lenguaje no sirve por la gran rapidez con que el diálogo se produce.

Afirmando que el lenguaje común es necesario para la comunicación, la interactividad lo trasciende mediante el uso de códigos que establecemos en las interacciones en el Multimedia o en la Red.

La sociedad industrial ha querido que todos, de forma normalizada, podamos compartir experiencias, por ello se pone tanto interés en la extensión de las destrezas de saber leer y escribir.Pero hoy hay muchas experiencias que son parciales y comportan un cuarteamiento del lenguaje:

son los lenguajes de los especialistas o de determinadas situaciones: leyendo champú en una botella ya sabemos lo que tenemos que hacer, un total de operaciones relativamente complejas quedan englobadas en esa palabra.


En la autopista digital emergen comunidades independientemente de su situación geográfica; se participa en ellas de modo diferente a otras basadas en la Escritura; en la comunicación actual los componentes literarios ya no son los que dominan.

La Escritura más antigua era pictórica; hay una relación entre leer nube, en chino, y ver una nube; pero el lenguaje alfabético se distancia del pictograma y se hace abstracto, siendo el resultado de un proceso de sustituciones; por ejemplo, en el substrato lingüístico nostrático (base de muchas lenguas, entre las que están las indoeuropeas) luba significa sed, de donde podría venir el love (amor) inglés y el Liebe (amor) alemán aunque ninguna de esas dos lenguas asocia la experiencia de la sed con el amor.
Las claves de un texto se refieren al texto y, luego, a la experiencia expresada. Cuando se lee un texto no hay nadie al lado para preguntar y el componente dialogante (interactivo) del lenguaje oral no puede mantenerse allí; así pues, la Escritura no puede satisfacer las expectativas de la interactividad.
Hasta hace poco los manuales de los programas informáticos ofrecían, en un lenguaje simple, información sobre el uso del soft: eran difíciles de entender; ahora se ha pasado a los tutoriales, interactivos (on o off-line), con muchos elementos gráficos y animaciones.


La Escritura se convierte en una práctica cerrada en sí, muy especializada, que contribuye a la fragmentación social: la prensa económica sólo la entienden los economistas, las sentencias, los abogados, los libros de Medicina, los médicos.


Saber leer y escribir se ha entendido como un requerimiento de la Democracia pero ahora es sólo una consecuencia de la división del trabajo en especializaciones; así se producen seres humanos parcialmente letrados y se contribuye a la fragmentación social.


Ahora la palabra se acompaña de imágenes, supuestamente para completar su sentido. Gran parte de nuestra cultura (cómics, telenovelas, anuncios, webs…) usa texto e imagen.


Las imágenes pueden reemplazar el texto, su comprensión puede hacer que esa experiencia sea igual a la de leer determinado texto; pero el acceso a la imagen no es automático, no sólo hay que ver sino también mirar; y los códigos visuales no son los de la Escritura.


El lenguaje, dice Korzybski es un mapa que evidencia lo que ocurre dentro y fuera de nuestra mente.

Ahora, mediante el teléfono móvil, podemos hablar con cualquiera en cualquier lugar del mundo, reviviéndose la oralidad a escala global; nos conectamos al mundo pero nos desconectamos DE nosotros mismos; podemos estar en varios lugares a la vez, ser más de una persona simultáneamente.
Así el lenguaje se convierte en una experiencia nueva de constitución personal.

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