Los jóvenes tienen tres veces más probabalidades de estar en desempleo que los adultos; 40 % de los desempleados en el mundo son jóvenes y para los que tienen empleo, la calidad del trabajo suele ser un problema.
Los programas de protección social pueden actuar como estabilizadores para atenuar el impacto negativo de la crisis económica sobre los mercados laborales, y al mismo tiempo contribuir a mantener la cohesión social y estimular la demanda agregada.
El mundo enfrenta el desafío de crear 600 millones de empleos productivos durante la próxima década a fin de generar un crecimiento sostenible y mantener la cohesión social.